lunes, 1 de octubre de 2018

Al que le pueda interesar...Recordando, parte 1




Resultado de imagen de escriba

Buenas!

Esta entrada va dirigida a cualquiera que siga por ahí, al que pueda interesar mis divagaciones. 



Hace más de 5 años de la última entrada del blog. 5 años, que se dice pronto. Pero si echamos la vista atrás, y revisamos esas "últimas" entradas podemos ver que, en cuanto a funcionamiento real, estamos hablando de mucho más tiempo. Quizá un año más, yéndonos a antes de verano del 2012, momento en el que todo cambió.

Repasemos. 

Yo comencé en esto del warhammer allá por 2000 o 2001. Con 12 años me mudé a un nuevo barrio junto con unos amigos de mis padres, cuyo hijo menor era compañero de clase de mi hermana pequeña y cuyo hijo mayor, un par de años mayor que yo, había conocido un poco antes. Él, el cual años después acabaría siendo uno de los testigos de mi boda, fue quien me introdujo en este hobby. 

Pedro, o Entreri, que ha aparecido por el blog en algún videoinforme (como este inaugural), fue el que una tarde en su casa me enseñó las miniaturas de Spacehulk. 

Aquellos marines y tiránidos, jugados en el suelo de una habitación, sin escenografía alguna, me parecieron una maravilla, por lo que pocos días después nos fuimos a la tienda Games Workshop de Don Ramón de la Cruz, a ver que pillábamos. 

Yo había empezado también hacía relativamente poco con los libros de Reinos Olvidados, y principalmente con la trilogía del Valle del Viento Helado. Pedro era otro forofo de aquellos libros, lo que hizo que nos decantáramos por el apartado más fantastico-épico de Warhammer. Podéis imaginar la raza que acabé eligiendo...si, elfos oscuros, claro. 

Así que, con nuestras respectivas cajas de lanceros, yo de oscuros, y Pedro de altos, y unos libros de ejércitos que nos parecían fuentes de sabiduría eterna, nos volvimos en metro a nuestras casas con un hype increíble. 

Tendríais que ver algunas de las miniaturas que pintábamos por aquella época...HORROR!! Pero claro, no sabíamos ni lo que era una tinta, un pincel seco, y mucho menos una veladura. 

Las primeras partidas que jugamos a 6a edición eran de todo menos serias. Las miniaturas se representaban con cualquier cosa que pillábamos, e incluso regimientos enteros con rectángulos de papel y fichas encima. Poco dinero teníamos por entonces. 

El caso es que el tiempo pasaba, y nosotros íbamos aprendiendo cada día un poco más. También comenzamos a comprar las White Dwarf, cuando todavía servían para algo, y no era un mero folleto, lo que nos generó mayor amor por este hobby.

De esa época fue también mi primer grupo de amigos en el nuevo barrio, los cuales resultó que también jugaban a Warhammer. Un orco, dos jugadores de impero, uno de enanos, y uno del caos ampliaron nuestro universo hasta límites más que suficientes para unos chavales que jugaban en el suelo de las casas de sus padres, representando todo, y echando partidas de 4 o 5 horas. No nos sabíamos las reglas, ni las tablas de impactar y herir, y la mitad de los hechizos los lanzábamos mal, pero nos lo pasábamos increíblemente bien. 

El tiempo pasó, y aquello se fue desinflando. Varios dejaron el hobby, con otros perdimos el contacto, y finalmente acabamos quedando de nuevo Pedro y yo. 

Aún así, seguíamos metidos en aquello, y comenzamos segundos ejércitos. Él de vampiros y yo del caos (recomprando al amigo que había terminado con Warhammer hacía poco). 

Con esos nuevos ejércitos retomamos con ganas el hobby, y fue una de las épocas que más jugamos uno contra otro. Eramos algo más mayores, y teníamos algo más de dinero, lo que nos permitía tener más miniaturas, más escenografía, y que todo aparentase mucho mejor, lo que nos motivaba en las partidas. 

Pero como todo, se acabó también desinflando...

Con esto llegamos a finales del 2008. Llevaríamos años sin echar una partida, y parecía que aquello no iba a mejorar. 

Un día yo estaba en la universidad, era invierno, que recuerdo que hacía un frío de c****s, y no tenía clase (o más probablemente no me apetecía ir), y sin saber porqué, cogí el coche y me fui de nuevo a Don Ramón de la Cruz, donde todo había empezado, sin saber muy bien que me iba a encontrar, o que quería encontrarme. 

Y ahí comenzó la segunda etapa de este hobby.

Continuará...

No hay comentarios:

Publicar un comentario